sábado, 20 de abril de 2013

¿Dónde está el Corazón?

Un martes de una mañana de invierno iba caminando por la calle hacia el hospital. Iba a informarme sobre las vacunas que me tenía que poner para ir a Zimbabue a tener una experiencia de verano. Era un día muy bueno: el sol me calentaba el rostro, olía a desayuno: café, pan tostado y churros, un puesto de flores alegraba la vista y la puerta del hospital bullía vida. Todo era luminoso, invitaba a la contemplación y a sentirse muy bien.

Pero en un rincón había algo que desentonaba: un negro pedía dinero. Era una denuncia a la contemplación evasiva y una invitación a la contemplación comprometida. Al preguntarle cómo se llamaba me respondió: "Muy Mal". Creyendo que no me había entendido le repetí la pregunta y respondió: "Que me llamo Muy Mal".

A los pies de Muy Mas había un Corazón, el Corazón de María. Y me fui a casa sin vacuna, con experiencia y cuestionado.

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