sábado, 27 de abril de 2013

STOP

Una tarde de viernes, después de una semana de clases agotadora, andaba agobiado por las prisas. Comí rápido para imprimir los materiales de una reunión que tenía, preparé la mochila corriendo y me la colgué, me tomé un café frío con la mochila a cuestas y salí desbocado de casa. Mientras caminaba a ritmo acelerado por la calle, vi de lejos un pequeño revuelo de gente en la puerta de la parroquia. Y cuando llegué a la puerta vi que habían colgado un cartel. Era un cartel de STOP.

No lo habían puesto las autoridades, no había policía para hacerlo cumplir, pero los que estábamos allí nos habíamos parado.



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